Con frecuencia nos ponemos expectativas a nosotros mismos de cómo tenemos que ser y responder ante los demás o de cómo no debemos ser y no responder antes los demás.
Y cuando por algún motivo no cumplimos nuestra propia expectativa y auto-exigencia podemos irnos a un lugar de frustración y de culpabilidad. Un lugar oscuro de rechazo a nosotros mismos.
No te quedes ahí. Esta es la ocasión perfecta para abrazar tu sombra con amor. Reconocer y abrazar todas esas partes tuyas. La parte que se rechaza y la parte rechazada. Quererlas y querernos tal cual. Perdonarnos y aceptarnos en nuestra perfecta imperfección. No luches, no te resistas, abrázate en tu debilidad y tu sombra. Abrázate amorosamente a ti mismo.
En este lugar se desvanecen las resistencia y volverás a fluir en aceptación, no solo hacia ti mismo, sino hacia los demás. Desde aquí trascendemos la culpa, el rechazo y la deuda, la víctima y el victimario. De repente nada es tan grave, ni en nosotros ni fuera de nosotros. Quitamos peso y volvemos a fluir. Abraza amorosamente tu sombra y permite así que el bienestar fluya libremente a través tuya. No te resistas al bienestar.
«Ahí vemos que no hay porque estar siempre sanando, porque no estamos tan enfermos. Porque en realidad es el miedo a no estar sanos que nos lleva a mirar cuántas partes rotas o enfermas tenemos. Y el miedo es falta de amor. Y podemos ver que amando brillamos y otra vez la luz, saliendo por los ojos y por el blanco de la sonrisa.» De Apu Runa